Sobre Ser sin ser Vistos
Un crossover de la columna de Juani que siempre me inspira y me saca palabras para afuera.
Este es mi primer post. Mi primer post en esta plataforma y apelo a que mi inspiración, dedicación y lenguaje me permita hacer más que una sola columna.
Quería escribir las ideas que leer columnas de distintos escritores de acá me hacen reflexionar, sentir y re-redactar su significado con mi y su experiencia.
Hace un tiempo leí la columna de Juani referida a la bondad y leí entre sus partes lo que significaba tomar cursos y decisiones que te lleven a tu propósito que todos días trabajas para él o en él.
Cambiar preposiciones para cambiar perspectivas
Antes de seguir redactando quiero hacer la aclaración que las interpretaciones e interpelaciones de los textos son subjetivas. Así que si la columna de Juani no te llevo a ningún camino alternativo como yo, esta bien. Pero aquí van mis líneas.
Trabajar “para” y trabajar “en” cambia los focos y nos hace pensar distinto sobre lo mismo que estamos haciendo.
Eso no es poco. Hace 10 años tomé la determinación de venir a vivir a Rosario para estudiar una carrera. Me recibí de ingeniería ambiental, participé en congresos, tuve varios trabajos sueltos, algunos más permanentes y otros no tantos. Tuve reconocimientos y fracasos.
Algunas ideas me daban miedo, y la sentida vocación de porque me inicié en este viaje se fueron desgastando cuando tenés que pagar el monotributo.
Fui teniendo y tengo cambios de paradigma constantes en las tareas que hacemos y algo que fui virando de a poco, es que yo no vine para un para, si no a formarme en una carrera.
Esta sutileza cambia que cuando me levantó a la mañana, me hago un café, como una tostada, o simplemente me cambió y salgo apurada para el trabajo empiezo mi día a darle sentido a algo sobre lo que ya estoy haciendo. No algo para lo que estoy trabajando.
Porque un para a veces tiene imagen de futuro y no de presente, y puedo condenarnos a no ver en donde estamos parados.
Sobre propósitos y miradas
Es insoportable a veces que tengamos que creer que “las cosas simples de la vida” maten nuestros deseos y ambiciones. Con este criterio, mal que pese, y tenga mis días tendría que encontrarme nuevamente en Villa Cañas, con mis primos y mi hermano tomando un mate en la pileta. Que disfruto, pero donde no esta hoy mi vida.
Entonces, ¿Qué lugar ocupan estos deseos en una línea de tiempo donde la edad del sol que tiene más 4.600 millones de años y nosotros con un promedio de vida de 80-90 años?, ¿Acaso queremos que nos otorgué por un rato la fugacidad de creernos que podemos ser un poquito sol y transcendamos millones de años?
Hagamos cuentas: 4.600 millones/90 años= 51.111.111 de veces podemos replicar nuestra existencia en la edad de la vía láctea. Pero elegimos nuestra actual efímera vida para replicar e intentar dejarle una huella al espacio.
No me parece mal, no quiero ponerlos patas para arriba existencialistas. Imaginate la serie de sucesos que hace que yo pueda escribir en esta computadora. Sucesivas decisiones de resignación y logros que me dejan tipear esta columna.
Entonces me contento de pensar que mi camino forja algo más grande que escapa a mi misma y mis elecciones se vuelven correctas.
Ahora, sobre ver sin ser vistos, o ser sin ser vistos me animo a decir que me cambia mucho sobre como disfruto este camino.
Quizás, el hilo de la columna de Juani que me enrolló y uno es que: un propósito no puede ser un tormento excesivo que buscamos. Un para constante, un sujeto tácito que nos vigila la performance y la juzga. Entonces un día estamos tomando un mate con un viejo amigo, te encontrás viviendo con tu mejor amiga, saliste a pasear con tu perro o bien, te enamoraste como hace un tiempo no podías y esa paz de encontrarte-nos apaga el deseo de ser más que simplemente un ser. Siempre fuimos todo este tiempo mientras caminábamos un sendero especifico.
Y esta bien, porque nos dimos cuenta que siempre fuimos sin tener que ser vistos.
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